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El oregano y la Cocina mediterranea

Considerada una de las formas de alimentación más saludables, equilibradas y recomendables del mundo, la cocina mediterránea está basada principalmente en el uso de productos frescos y de temporada, por lo que se preparan en su mejor momento de vitaminas y propiedades alimenticias.


Como su propio nombre lo indica, los platos en los que se basa están creados en alguno de los países que dan en algún punto de su geografía al mar mediterráneo, destacando de entre ellos España, Italia y Grecia principalmente.


Los productos del mar y del campo están en perfecta sintonía en cada una de las recetas que componen la rica gastronomía mediterránea, uno de los cuales está considerado como el rey por sus propiedades alimenticias e incluso curativas: el aceite de oliva.


Los pescados y mariscos tienen una fuerte influencia en las preparaciones, que pueden ser desde unos simples productos a la parrilla hasta unas elaboradas cremas y paellas al ir combinadas con verduras y legumbres. Estos productos vegetales aparecen en un innumerable número de platos, tanto fríos como calientes, y son algunos de los ingredientes que tienen mayor presencia, algo que queda demostrado en ensaladas, sopas, cremas, gazpachos y otro tipo de recetas.


El orégano y la cocina mediterránea están estrechamente relacionados también, ya que el uso de esta hierba le confiere a los platos un inconfundible aire que recuerda a la cocina casera de toda la vida y se utiliza tanto para aromatizar preparaciones mientras se cocinan como para terminar la presentación de cremas, sopas y pizzas, así como platos de pasta y ensaladas. Se trata por ello de una de las hierbas más vendidas y conocidas alrededor de casi todo el mundo, y no falta un bote de orégano seco en toda casa que se precie de hacer platos típicos de la gastronomía mediterránea, acompañado siempre por una botella de aceite de oliva, el oro líquido de los países mediterráneos.


En el mundo de las hierbas, en ocasiones es muy probable confundir una planta con otro, sobre todo cuando nos las presentan secas y molidas. A veces podemos distinguirlas por el olor, pero existen plantas que pertenecen a la misma familia y sus características organolépticas (olor, sabor, etc.) pueden confundirnos.


Un ejemplo es el del orégano y la mejorana. El sabor y el olor que producen suelen ser parecidos, pero el orégano tiene un sabor más intenso y además tiene unos compuestos que confieren a los aceites esenciales de esta planta unas propiedades antibacterianas y expectorantes que la hacen muy apreciada por los expertos en medicina natural.


La mejorana es más suave, con un sabor más fresco, y además carece de los compuestos que hacen del orégano una planta multiusos, tanto para aromatizar platos de la gastronomía mediterránea como para su utilización en la elaboración de cosméticos, bebidas e incluso en la elaboración de determinados medicamentos naturales.


Otra diferencia con la mejorana es que algunos tipos de orégano tienen un sabor tan intenso que incluso llega a picar en la lengua, dependiendo del terreno en el que se cultive, pero la mejorana seguirá siendo suave sin importar el lugar en el que se plante.


El Oregano en la cocina

Aunque es un componente esencial que se encuentra en un gran número de recetas clásicas de la cocina italiana, el uso del orégano en la cocina española está también muy extendido, al ser esta hierba un ingrediente básico en todo tipo de preparaciones de la popular cocina mediterránea en general y de la gastronomía española en particular. Su inconfundible aroma lo ha convertido en un elemento muy apreciado por los mejores cocineros de todo el mundo, y no existe nombre destacado de la cocina que no lo emplee en alguna de sus creaciones más populares.

 Las hojas de esta hierba se utilizan tanto frescas como secas, siendo este último estado el más común debido en gran parte a que el proceso de secado concentra su sabor y lo hace aún más aromático.

 El orégano casa muy bien con otro tipo de hierbas y especias, por lo que es muy habitual encontrarlo acompañado de romero, tomillo o perejil, sobre todo cuando se utiliza para la elaboración de salsa, como la popular salsa de tomate que se extiende sobre las pizzas. También se añade a ensaladas, vinagretas y fondos de guisos de pescado y carne, lo que lo ha convertido en un imprescindible en los armarios especieros de todo el mundo.

Algunas recetas relativamente sencillas incrementan mucho su nivel de sabor y calidad tan solo añadiéndole un poco de orégano seco, como los filetes de pescado a la plancha, que con un chorro de aceite de oliva y un poco de esta hierba espolvoreada por encima pasan de ser un plato tosco y seco a todo un manjar digno de las mejores mesas de restaurantes de categoría superior.

A todo esto se añade el hecho de que el orégano tenga unos grandes niveles de vitaminas y minerales, algo que ha sido muy apreciado por culturas de todo el mundo y en todas las épocas de la historia.

El orégano es una de las plantas más utilizadas en la cocina, la industria cosmética y como hierba medicinal desde tiempos inmemoriales. Ya se describía en algunos documentos de la época de la antigua Roma como hierba aromática en la preparación de una gran cantidad de platos.

Era habitual quemar un poco de orégano con tomillo y menta sobre un brasero. Se cogía una pequeña cantidad con los dedos y se arrojaba a las brasas, para desinfectar el aire en épocas de epidemia para evitar contagios.

El orégano también se usó en lo que podemos denominar como el abuelo de las pizzas modernas, preparando una pasta de pan en la que se incorporaban hierbas aromáticas.

Las leyendas cuentan que Afrodita, diosa del amor, fue la responsable de plantar los primeros tallos de orégano, y que fue ella quien le aportó el olor que tiene.

Leyendas aparte, hablamos de una planta con una cantidad muy grande de posibilidades debido a sus propiedades antioxidantes, antisépticas y antimicrobianas, por lo que no resulta extraño que se haya usado desde hace siglos como uno de los remedios más recomendados para tratar la tos y algunas infecciones cuando no se conocían los medicamentos sintéticos.